Se valora y da razón de sí mismo , reconociéndose como hijo amado de Dios, que forma parte de una familia, y de una cultura con raíces propias.
Es capaz de autogobernarse y tomar decisiones informadas e innovadoras arraigadas en el Evangelio, con espíritu crítico y sustentadas en información de calidad para resolver situaciones problemáticas.
Comunica sus ideas con claridad, creatividad, orden y asertividad, siendo capaz de escuchar y mostrar genuina apertura e interés en el diálogo con el otro, más allá del lenguaje o medio de comunicación que se utilice.
Busca aprender continuamente en los distintos ámbitos de su vida tanto en lo académico, como en lo social, laboral y cultural, haciéndolo con perseverancia y consistencia hasta alcanzar la excelencia en todo lo que emprenda.
Es un transformador responsable de su contexto, indagando, creando e innovando permanentemente con el propósito de contribuir sosteniblemente al bien común.
Se identifica como perteneciente a una comunidad y reconoce al otro como su prójimo, construyendo relaciones que buscan ser fraternas, auténticas y duraderas.